No nos pueden encerrar




El otro día mantuve una conversación, desgraciadamente telemática, con un buen amigo mío. Mayor, aunque esté mal decirlo, pero es que para esta historia es relevante. Además, ducho en derecho, lo cual no es poca cosa. La cuestión es que me tuvo un rato explicando lo que yo ya intuía: el confinamiento forzoso es ilegal.

No voy a repetir su argumentación, ya hay bastantes artículos explicando el porqué, amén de varios recursos y procedimientos abiertos. Pero estando de acuerdo con su argumentación, yo le expuse la mía, más basada en lo que yo entiendo como lógico y de sentido común. Se lo argumenté desde el punto de vista del Contrato Social, por echar la tarde.

La conversación que siguió fue algo así:

- Pero vamos a ver, tú por qué no puedes salir a la calle, Javier.

- Bueno, tendría que poder, como te he explicado.

- No me refiero al argumento legal, sino al formal. ¿porqué no puedes salir a la calle?

- En teoría, porque podría contagiarme, y eso a mi edad podría tener consecuencias fatales.

- ¿Y si quisieras correr con los riesgos?

- Bueno, entonces el problema está en que podría contagiar yo a alguien.

- Pero si ese alguien está en la calle también, es que ha decidido asumir igualmente las consecuencias, ¿no? A fin de cuentas, la calle es peligrosa, te puede atropellar un coche, la polución puede causarte un cáncer, pueden atracarte… Si has sido informado de que existe una enfermedad contagiosa, y sabes los fundamentos del contagio y de la transmisión de la enfermedad, y aún con todo quieres salir, ¿qué te lo impide?

- A ver, ten en cuenta que aunque sólo yo cayese enfermo, no solo me afectaría a mí, obligaría al sistema público de salud a atenderme, los sanitarios correrían el riesgo de contagiarse, realizaré un gasto que otros habrán de pagar, por mi imprudencia…

- ¿Perdona? En todo caso, eres tú el que ha pagado por adelantado por esos servicios, la Seguridad Social al final no es mas que un esquema de seguro. Has abonado religiosamente las cuotas de tu póliza, eres libre de circular. Nadie pagaría de más por tu culpa.

Me tomé una pequeña pausa, le di un sorbo a mi taza de café y proseguí con mi argumentación telemática:

- Porque piensa que al final el Sistema Sanitario Público no deja de ser un seguro, los de tu quinta aún lo llamáis así cuando habéis de acudir a sus instalaciones. Imagina que la Guardia Civil no te dejase circular con tu coche por que corres el riesgo de que se te raje la luna.

- Hombre, la Guardia Civil está para protegernos…

- Pero recuerda que tú has decidido correr el riesgo, la Guardia Civil nos protege de peligros y agresiones hasta cierto punto, si no nunca se podría coger el coche. No. Al que realmente estaría protegiendo la Guardia Civil en ese caso, es a tu aseguradora. A ella le da igual que tú tengas que ir a trabajar andando, si con ello se ahorra el cambiarte la luna.

Supongo que mi amigo entendió mi punto, pero aún con todo se revolvió un poco para defender el suyo.

- Pero vamos a ver, siguiendo tu ejemplo, es que no estamos hablando de una situación de normalidad. Mi coche no estaría expuesto a una cantidad de grava normal, estaría enfrentándome a unas condiciones excepcionales, con muchísima grava en la carretera y un riesgo muy real de que se me raje la luna. Esta gripe es excepcional, todos los años mueren unas 15.ooo personas de Gripe y éste, aunque el Gobierno lo intente ocultar, ya vamos por 4o.ooo. No es un escenario normal.

- Vamos, que siguiendo el símil, estarías, por ejemplo, circulando con tu coche por una pista.

- ¡Sí, ese es un buen ejemplo! La Guardia Civil te deja circular por ellas pero el seguro no te suele cubrir lunas si se te han roto por circular fuera del asfalto.

- Entonces, la Seguridad Social no te cubriría en caso de que tú realizases una actividad de riesgo, o realizases una actividad que estuviese fuera de los supuestos de las condiciones de contrato del seguro médico que todos los españoles tenemos.

- ¡Eso es! Tendría que pagármelo yo de mi bolsillo.

- Pero entonces, en alguna parte, la Seguridad Social, tiene un documento donde figuran los servicios que está obligada a proporcionarte. De hecho, ya hay cosas que cubre y otras que no. No cubre la atención dental, no cubre algunas enfermedades raras, no cubre el tratamiento de tu hijo autista a partir de cierta edad… etc.

- Eh… sí, en algún lado estará.

- Y en ese documento, debería explicitarse que la Seguridad Social, el Estado de Bienestar en definitiva, se hará cargo del tratamiento de tu gripe mientras esté dentro de unos parámetros, ¿no? No sé, como el sistema tiene X instalaciones, puede hacerse cargo de un holgado número pacientes Y, que corresponderá a un índice de contagio Z, ¿no?

- Sí, eso debería de ser así.

- Y si el índice de contagio es 2 veces Z, pues la SS no te cubre, estás circulando por una pista con mucha grava, lo haces bajo tu responsabilidad.

- Pero bueno, ¿estás loco? ¿qué sugieres, que los hospitales no atiendan a los enfermos? ¿que los dejen morir en la cuneta?

- Javier, eso ya está pasando. En Cataluña los criterios de admisión se establecen por edad. A los pacientes se les está tratando telefónicamente, se les dice que tomen paracetamol. Está la gente muriendo en sus casa y en las residencias, Javier. La Socialdemocracia siempre había acusado al esquema sanitario liberal de que dejaría morir a la gente en las cunetas, y ahora que eso pasa, en un sistema perfectamente socialista, ¿no se ha de poder decir?

-Tú sabes que quiero decir. - el tono de mi amigo se volvió duro - . La gente tiene que creer que el sistema funciona.

- Vaya. Ahí está. Tiene que creer que funciona, aunque no funcione en realidad, que la universalidad de la Sanidad Pública es una ilusión. Y en vez de advertir a la gente de que la crisis sobrepasa las cláusulas del Contrato Social, y que se tienen que buscar la vida, van y obligan a la gente a quedarse en sus casas, al margen de que eso devaste la economía. O quizás por que lo hace.

Hice un último esfuerzo por dominar mi cabreo y sentencié:

- Al final se ha tratado de salvar al sistema, no a la gente. No tienen derecho a encerrarnos.


- Qué día más majo se nos ha quedado, ¿no?

- Pues sí, la verdad, estoy deseando salir para echarme una cañita en una terraza…

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