La flecha catalana
Cuando una naciente falange española tuvo que elegir su símbología, emulando al fascismo italiano, no tuvo complicado encontrar su reflejo en el haz de flechas de Isabel I de Castilla. No voy a entrar en la corrupción colectivista de ése y otros tantos símbolos que supuso el gesto, ni en la posterior legitimidad que otras fuerzas políticas encontraron en su defenestración. Es evidente que gran parte de los problemas identitarios que los españoles arrastramos hoy vienen de aquellos polvos. No traiciono el espíritu liberal si gloso aquí las bondades que proporciona la unión. Dejemos el hecho de que prefiramos que sea voluntaria para posteriores debates de coñac y montecristo, si alguien se anima. Dejo también a un lado el debate de la secesión voluntaria, mejores plumas que la mía ya han diseccionado el independentismo patrio como totalmente opuesto a esa noción. Se trata simplemente de analizar el fenómeno del separatismo hoy, que si bien aflora con el romanticismo de lo